miércoles, 18 de noviembre de 2009

Día 52

El gato yacia sobre sus patas, atrapado en su agilidad. Junto a la puerta de barrotes llenando las hendiduras de esos espacios vacios. Patas, tronco y cabeza en tres espacios y pareciese tiempos distintos, sólo la cola blandengue y alerta imaginase libre del problema. Y asi pasaba el rato, cuando de pronto entre mirada y mirada, zas, el gato que volvió a su forma, fue sólo un segundo en el que aparte la vista. Ahora, estrechando las huellas de siempre, el animal lame cada uno de sus miembros, una y otra vez los bigotes que se pegan al roce y la repetición, el aire se hace distinto para los ojos que no conciben que es tan fugaz y poco literal explicarlo todo.
Yo sé que el aguarda también la noche, saltará una vez más por el techo, se prepara entre tanto, probará estar alerta, y volverá a su gracia de figura sombría, el gato no se engaña, ni peca, está en su derecho.
...
El es natural.

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