martes, 27 de octubre de 2009

Día 34

Lo que se apaga
De Sandra Enciso

El bombillo de mi cuarto ya no prende más, por alguna razón se cansó de cubrir de luz amarilla de cuando en cuando, llegaba de forma racionada a mí. Fueron 275 días con 8 horas que me duró. Un día leyendo en mi cuarto observé que no estaba sola, el bombillo me observaba sordamente, tenue no tenía la misma lumbre de siempre, ¿qué me estaba diciendo?, ¿qué estaba tratando de decir en ese momento en que produjo un pequeño sonido que tienen los bombillos antes de fenecer?, oí claramente su grito casi silencioso ahogándose en mi cuarto y entonces todo la escena se cerró ante mis ojos, mis manos soltaron a Moro inmediatamente, me quede escuchando los restos movimientos de la madrugada y recordé la danza eterna del bombillo con las polillas alrededor de él. ¿Qué les cantaba entonces? ¿qué les diría para que estás alteren sus cuerpecitos aleteando sus alas fervientes a la entrega?, a la ronda del morir por él. /Calor/Dolor/ cualquiera de los dos y casi se diría que es lo mismo, que tienen ese mismo bosquejo. Las grandes problemáticas, el saco y la corbata me mantienen olvidándolo todo, incluso que te has ido, me hace apretar por inercia el interruptor y entonces yo cometo la danza eterna, el juego de querer morir en la ronda sin luz.

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