miércoles, 30 de septiembre de 2009

Día 14

La ranita
De José Watanabe

Duermes mi complacida. Y veo
con qué perfección, equidistancia y malicia
se disponen en tu cuerpo tendido
tus yemas de gusto
cuncupiscente.

Ahora tus yemas están dormidas,
pero cuando están despiertas provocan muchas ocurrencias.
La que más provoca es tu ranita lúbrica
llamada clítoris.

(entre las hojas de los tropicos
he visto ranitas coloradas, miniaturas
de carne húmeda
que se contraen o se adelgazan
y nadie las comprende
porque son temperamentales
como las muchachitas humanas)
Tu ranita no late contigo, tiene vida propia
pero no puede deleitarse sola.
La desmesura de su deseo
haria estallar su minúsculo cuerpo. Necesita
extender su gozo
en un cuerpo grande como el tuyo.
y así sobrevive,
convidándote placer.

Antes de tu sueño
viene siempre un ángel plumado y casto
que peina tu piel y censura
a nuestra ranita.
es que nadie la comprende.

Sólo, yo.

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