Llegado a una edad, todos empezamos a crecer de extrañas maneras. Sabemos ahora, que no solo existe el amor y los buenos deseos dentro de nosotros para decidir nuestras acciones. Pero que igual, todo forma parte de la vida y aquello para bien o para mal, nos volverá mas fuertes. Pienso tambien que el temor más grande en todos, es no poder tener el valor de enfrentar los acontecimientos y sus consecuencias. Sabios son nuestros ancianos en su desprendimiento entonces, cuando hablan de sus sencillos deseos, y que lo único que realmente debemos de temer es al olvido y al vacío que deja la soledad
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